Aún no nos hemos
repuesto de la muerte inducida de un buen hombre acosado por la injusticia de una
ley inhumana ¾que
con la complicidad de la mayoría parlamentaria permite que la banca entre a
degüeyo contra los más vulnerables ciudadanos¾ :Fran Lema Bretón, nuestro paisano, otra víctima que ha
pagado con su vida los efectos de la siniestra Ley Hipotecaria. Que no se borre
de nuestra memoria su pérdida ni el dolor de su esposa e hija.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos para cambiar estas
políticas de la corrupción y del desastre? ¾nos
venimos preguntando con insistencia¾. Convencernos de que hay alternativas, conocerlas y tener voluntad para plantarnos,
organizarnos y exigírselas a los futuros gobernantes para que gobiernen sin
máscaras. Solo mediante la transparencia radical es posible cambiar el sistema.
La resignación equivaldría al suicidio social. Pero, ¿es posible quitarle la
máscara a los perversos? Muchas veces, el pueblo unido lo ha conseguido de
forma pacífica. Últimamente, algo se viene moviendo entre los ciudadanos más
comprometidos, en España y en el resto del mundo. Aunque sería deseable que ese
gran movimiento de presión social fuera compartido por los ciudadanos de los
países de la UE para forzar el cambio de la errónea e ineficaz política actual
dictada desde Bruselas.
A partir de la provisional propuesta del borrador ¾cuyo contenido he considerado
conveniente ampliar¾ del Programa-Decálogo del Frente Cívico (un movimiento apartidista sin pretensión
de gobernar, sino de conseguir una gran mayoría, un contrapoder que, desde el conocimiento de
la nefasta realidad, presione al poder para llegar a cambiarla), planteo el siguiente Programa
con la intención de, al menos, hacer pensar cómo se podría exigir de modo
persistente y pacífico, en los medios, en la calle y en las urnas, una política
alternativa posible más justa. Estos son los diez puntos ¾que no coincidirán con los que finalmente aprueben las asambleas del Frente Cívico¾ de mi personal modo de plantear el programa:
1. Salario
Mínimo Interprofesional (SMI) de 1.000 euros al mes. Ninguna pensión por debajo
del SMI. Aproximación de la prestación por desempleo al SMI. Planteamiento de
la Renta Básica en situación de carencia.
2. Reforma
Fiscal: progresividad, persecución del fraude fiscal, la economía sumergida y
los paraísos fiscales. Revisión de la legislación sobre las Sociedades de
Inversión de Capital Variable (SICAV). Dotar de infraestructura de todo tipo a
la Inspección de Fiscal de la Hacienda Pública. Supresión de los privilegios
fiscales de la Iglesia y otras instituciones.
3. Banca pública
como corolario de la nacionalización de la banca privada y las cajas de
ahorros. Reforma de la Ley Hipotecaria. Derecho universal a la vivienda.
4.
Nacionalización de los sectores estratégicos de la economía y regularización de
los sectores que provocan vulnerabilidad social. Ley sobre la Obsolescencia
programada. Iniciativa estatal en investigación, desarrollo e innovación de
energías limpias. Estricta legislación medioambiental.
5. Desarrollo de
los contenidos de los Títulos Preliminar y VII de la Constitución. Supresión de la referencia a la
Iglesia Católica (Art. 16.3). Restauración del Artículo 135. Cumplimiento del
espíritu y la letra de la Carta Magna. Efectiva separación de poderes.
6. Control y democratización
de los canales de distribución y comercialización del sector primario de la
economía a fin de evitar situaciones de oligopolio que inciden negativamente
sobre los precios pagados a los productores y sobre los precios pagados por los
consumidores. Socialización del uso de la tierra.
7. Educación
pública universal, de calidad, gratuita y laica. Educación democrática del
ciudadano. Efectiva separación entre las iglesias y el Estado. Desarrollo de
instrumentos conducentes a la inserción laboral juvenil.
8. Reforma del
Sistema Electoral en el sentido de implantar otro proporcional, con las
Comunidades Autónomas como circunscripción y un colegio nacional de restos
tratando de que se cumpla “un ciudadano, un voto”. Ley de transparencia de la
financiación de los partidos políticos.
9. Defensa y
mejora de la Sanidad pública gratuita y universal con inclusión de los
inmigrantes. Desarrollo de la investigación biomédica de vanguardia.
10. Defensa de
las libertades civiles y participación ciudadana democrática en todos los
niveles de la política. Posibilitar la recuperación de la voluntad, la voz y el
voto del pueblo soberano ante el flagrante incumplimiento de los programas
electorales. Perseguir la corrupción.
1.- Erradicar la
pobreza mediante el empleo, las pensiones y la cobertura social por desempleo.
2.- Que paguen más los que más tienen de forma progresiva y sin privilegios.
3.- Que una banca pública esté al servicio de los ciudadanos.
4.- Asegurar los derechos sociales en educación, sanidad, dependencia, vivienda…
5.- Respeto del derecho de participación y de las libertades de opinión, manifestación, creencias, convicciones…
2.- Que paguen más los que más tienen de forma progresiva y sin privilegios.
3.- Que una banca pública esté al servicio de los ciudadanos.
4.- Asegurar los derechos sociales en educación, sanidad, dependencia, vivienda…
5.- Respeto del derecho de participación y de las libertades de opinión, manifestación, creencias, convicciones…
Para responder a la pregunta de cómo se pueden obtener
recursos en plena crisis para salir de ella, el Frente Cívico está trabajando
para poder informar de las diferentes vías legales para acceder a esos recursos
si se tiene voluntad política ajena a los intereses de las minorías poderosas. La secuencia de los puntos del propio Decálogo orientan suficientemente de cómo se pueden ir logrando los fines propuestos. Para ello es
necesaria la regeneración de la actividad política defensora de los derechos de
los ciudadanos reconocidos en la Constitución, en la Declaración de los Derechos Humanos y en La Carta de la Tierra. Una sociedad que no reflexione
sobre estos derechos y luche por ellos seguirá sin tener el futuro en sus
manos.
En el mejor de los casos, si llegáramos a tener cubiertas
las necesidades básicas, nada de esto nos proporcionaría una vida plena si nos
olvidáramos de conseguir una educación ética de toda la sociedad, desde la
infancia, basada en la cooperación para alcanzar metas comunes, en el respeto
mutuo y en la cultura del bienestar que proporciona la reflexión, la crítica
razonada y el conocimiento, la actividad física, el disfrute de la naturaleza protegida
y la cordialidad en las relaciones sociales. ¡Ah!, y si fuera el caso, habría
que desintoxicarse de la adición a todo tipo de consumo.
Una educación ciudadana de esta índole tal vez haría que
los políticos del futuro huyeran de caer en el estado de podredumbre en el que
se está convirtiendo una parte de las actuaciones que protagoniza la política
imperante y que de algún modo contaminan al resto de la sociedad o viceversa.
Magistral entrada. ¡Chapó!
ResponderEliminarEl decálogo que plantea, incluido el resumen en los 5 derechos básicos, me parece muy completo y explícito.
Por supuesto, pienso que la unión ciudadana es lo único que puede frenar estas políticas de desastre y hacer cambiar esas leyes injustas e inhumanas.
Hemos de trabajar para lograr esa regeneración de la actividad política a la que aludes. El esfuerzo es inexcusable porque, unidos, es
posible conseguirlo.
Como siempre, extraordinaria elección de las ilustraciones.
¡Magnífica entrada!
ResponderEliminarQuisiera resaltar la necesidad que tenemos todos de unirnos y actuar pacíficamente frente a los abusos del poder. Muchos somos los que estuvimos ayer en la manifestación contra los desahucios. La democracia no es solo votar cada cuatro años. Tenemos que seguir, porque juntos tenemos las de ganar.
¡Entre todos podemos!
Son muy acertados vuestros comentarios.
EliminarEl decálogo puede parecer una carta a los Reyes Magos pero, si los bancos y las grandes empresas han conseguido presionar al Estado para que se endeude de forma ilegítima por 120 mil millones de euros para saciar su codicia o para salvarlos de sus pésimas gestiones, ¿el pueblo tiene que soportarlo viviendo en la miseria?
Efectivamente, el poder de la mayoría de los ciudadanos obligaría a los gobiernos a gobernar de forma justa en beneficio de todos. Ese decálogo solo pretende devolver al pueblo lo que es del pueblo.