20 ene 2014

La “Acampada Dignidad/Rey Heredia” es el pueblo, que no se resigna


El pasado jueves, día 16 más de un centenar de personas se concentraron ante los juzgados de Córdoba en apoyo de ocho compañeros que habían sido denunciados por el Ayuntamiento  por la ocupación del que fue colegio Rey Heredia. Pasan de cuatrocientas las personas que se autoinculparon por participar en la ocupación y en las actividades sociales y culturales que de forma espontánea se organizaron en dicho inmueble.


Todo empezó el 4 de octubre del año pasado. Una multitudinaria manifestación contra el decreto de las pensiones partió de Las Tendillas con dirección al Sector Sur, en cuya Plaza del Mediodía se tenía planeado realizar una acampada simbólica que explicaría la grave situación actual provocada por los recortes sociales del gobierno. Al pasar por la puerta del colegio Rey Heredia (junto a La Calahorra), que llevaba unos dos años cerrado y abandonado, alguien empujó sus puertas y cedieron al no tener puestas las trancas. En ese momento se cambiaron los planes y los participantes de la manifestación fueron entrando sin dificultad. Más tarde, llegó la policía local e identificó a los ocho que aún permanecían dentro.


La actividad de los días siguientes sorprendió a todos. Gentes del barrio empezaron a colaborar adecentando unos espacios que ya daban claros signos de abandono: se pintaron las aulas y demás dependencias, se pusieron cortinas, aparecieron sillas, mesas, muebles y estanterías, se colgaron cuadros… Y en poco más de una semana La Acampada Dignidad Rey Heredia se había convertido en un centro social que el barrio venía demandando hacía años.


En asambleas abiertas con la participación de vecinos y vecinas del barrio y miembros de diversos colectivos se empezaron a organizar las actividades que cada semana tratarían de responder a las necesidades más urgentes del barrio: comedor social, cocina abierta, clases de apoyo, debates sobre acciones para afrontar el problema del paro, de los desahucios, de la precariedad de la mayoría de las familias…


La actuación más urgente era resolver el problema que llevaba a muchas familias a no alimentarse adecuadamente por falta de recursos. Desde el principio se consideró básico que se salvara la dignidad de quienes necesitaran el servicio de comedor o cocina participando en cualquiera de las muchas actividades que estaba ofreciendo el centro social. Así, albañiles en paro, pintores, amas de casa y demás personas sintieron que se estaban ganando su justo alimento.


No tardó mucho el Ayuntamiento en considerar ilegal la ocupación del antiguo colegio a pesar de que se estaban atendiendo necesidades del barrio que la propia institución municipal desatendía.  Como la presencia policial y los comunicados de desalojo no lograron desanimar a los ocupantes, la Alcaldía optó por llevar el asunto al juzgado. Para ir poniendo mayores dificultades, cortaron el suministro del agua. La respuesta fue que se organizaron cadenas humanas para traer agua de una fuente próxima. Para guisar, aparecieron de inmediato bidones de agua de los hogares del barrio. Aunque se logró abrir de nuevo la llave de paso, personal enviado por el Ayuntamiento, tras abrir una zanja en la calle, cortó definitivamente el agua, lo que obligó a reanudar el colectivo sistema de suministro.


Al salvar el obstáculo de la falta de agua, el comedor no se interrumpió. La buena organización del mismo permitió que los propios comensales participaran en preparar, servir, comer, recoger, fregar y dejar los espacios listos para el día siguiente. Llega a prepararse comida para más de cien personas. Muchas familias han optado por la alternativa de llevarse el menú completo a sus casas. Cada día y cada semana se reciben donaciones de las pequeñas tiendas, de los puestos del mercado del barrio y de las familias menos necesitadas, que hacen posible que la solidaridad de los más pobres palie la situación desesperada e injusta de sus vecinos.


Como de la noche a la mañana aparecieron estanterías, mesas, sillas y los primeros libros que fueron la base para ir montando una biblioteca. Actualmente esas estanterías están bastante nutridas de libros de todas las materias que pueden interesar a niños y adultos.

En cuanto a los niños, tienen la oportunidad de recibir por las tardes clases de apoyo y no se van a sus casa sin haber tomado su vaso de leche, galletas y una fruta. El fin de semana tienen actividades lúdicas acompañados de sus padres. Así como los adultos, los niños tienen la posibilidad de asistir a proyecciones de videos.


El día de Reyes fue una fiesta para los niños que recibieron su juguete gracias a la abundante donación de otros niños que están aprendiendo las actitudes solidarias que el ejemplo de sus padres y la Acampada Dignidad les ofrecen. También ha habido una importante participación en actividades fuera del centro, como los pasacalles y, sobre todo, los mercados de trueque.


Y no podían faltar las charlas, conferencias, asambleas de múltiples colectivos (no solo del barrio, sino de la ciudad e incluso del ámbito provincial) que han convertido el Rey Heredia en su centro cultural. Cualquier tarde-noche pueden estar realizándose en las aulas de forma simultánea diversas actividades: clases de informática, jornadas sobre la salud, más de una charla informativa de expertos o conferencias y debates sobre economía, sociedad y política, que tanto recelo parecen despertar en el poder.


A menos de cien metros, ahí está: un huerto urbano simbólico, pero un huerto al fin y al cabo. Puede que las primeras verduras cultivadas con ilusión por vecinos y vecinas se recolecten esta primavera: ¿Anunciarán el preludio del retoñar de la rebeldía popular contra la inclemencia de las políticas perversas que aniquilan los derechos cívicos?


En Acampada Dignidad Rey Heredia se ha instalado la emisora Radio Dignidad que emite en horario de tarde cuanto sea de interés para el barrio.

Si el Sr. Juez, que había citado a los ocho compañeros imputados y pidió un informe, tanto a la policía judicial como al Ayuntamiento, sobre la situación actual del Rey Heredia, tuviera a bien considerar legal la ocupación por sus fines sociales y por no haber provocado ninguna acción violenta ni daño material alguno (todo lo contrario: se ha puesto mucho empeño a adecentar y mantener las instalaciones en las mejores condiciones, salvándolas del abandono y la posterior ruina), el barrio y toda la ciudad tendrían una sede provisional que ayudaría a paliar en parte su situación de barrio marginado.

Toda la información que deseen la tienen en la página Web de la Acampada Dignidad